Artistas visuales de Wallmapu
Yovany Fierro Burgos (Carahue)

Estudió Pedagogía en Castellano en la Universidad de La Frontera, pero se dedica al teatro y el cine. Cursó la Maestría en Escritura Creativa del Guion Audiovisual en la Escuela Internacional de Cine de Cuba (EICTV), dirigió los cortometrajes «Desolada» y «Un Pájaro me lo Susurró al Oído», además del documental «Carahue Arriba de la Pelota». 

 

– ¿De qué manera el territorio de La Araucanía ha influido o se refleja en su obra y procesos creativos? 

– Desde el punto de vista creativo, mi obra está marcada por historias y experiencias que he vivido, presenciado o escuchado en Carahue. Esta región tiene una serie sincretismos que potencian el realismo –aparentemente mágico a ratos– y les dan una identidad a los artistas que acá se forjan. No es lo mismo hacer cine en La Araucanía que en otra región del país, pues hay que entender que somos el producto de una historia bastante agitada y que se sigue agitando. Por eso, mis películas las realizo con  artistas de la zona que reflexionan problemáticas sociales que los afectan o vivan en la cotidianeidad. 

– ¿De qué manera cree que su obra artística aporta al desarrollo cultural de su comuna y territorio?

– Todas mis historias tienen de escenario la comuna de Carahue. Además, los personajes están nutridos de características que “robo” de personas reales para dar realismo. Cualquier carahuino que vea mis cortometrajes se refleja, ya sea para bien o mal. Por otra parte, como el polo audiovisual en la comuna es escaso, cualquier producción es una oportunidad de desarrollo artístico que impacta a sus habitantes y potencia a la comuna como locación.

¿Cuál es la importancia del artista y del arte en estos tiempos de crisis, ha influenciado la pandemia sus procesos creativos?

– En efecto y, literalmente, de un artista no depende una vida como sí es la responsabilidad de un médico o un bombero, por ejemplo. Pero siempre recalco a quien me diga aquello: «intenta pasar una semana sin música, sin cine, sin literatura o sin fotografía«, para que vea qué ocurre. La conclusión siempre es la misma: estamos acostumbrados a que haya arte en todo. Tanto, que lo consideramos parte del paisaje. Para hacer el parangón, es como el aire o el agua; tan cotidiano y común que olvidamos su presencia y la damos por sentada.

– ¿Qué opina de la situación actual de las Artes Visuales  en nuestra región y el desarrollo que ha tenido?

 Creo firmemente que ha crecido a pasos agigantados en la última década. Sin embargo, la pandemia es un golpe que deja ver la fragilidad y precariedad del desarrollo artístico. El arte y cultura es uno de los sectores más golpeados, uno de los primeros en quedar de lado y será uno de los últimos en activarse. Pero tengo esperanzas. Me ha tocado ver una diversificación que hace quince años no existía, con muchachos que vienen con una mentalidad renovada. Eso me hace ilusión.

¿Qué proyectos está desarrollando actualmente, personales y/o colectivos y cuáles son los propuestas o proyectos que espera concretar en el futuro?

 Hoy desarrollo el cortometraje «Un Invierno Posible», que cuenta la historia de una niña que, tras resultar embarazada producto de una violación, es obligada a contraer matrimonio con su abusador. También estoy en la preproducción del largometraje documental «Re-floreSer», que cuenta la vida de una persona afectada por fibromialgia. Y en paralelo, buscamos financiamiento para la segunda versión del Festival de Cine de Carahue.

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