La Directora Catisis Lobos Alcota es una mujer vallenarina de 40 años, madre de una joven, de profesión psicóloga y posee sangre diaguita. Su experiencia laboral radica en servicios públicos y privados en consultorías independientes, además de haber integrado el Ministerio del Interior, en área de Seguridad Pública y otras gestiones comunitarias y municipales.

En su llegada al Consejo, se reunió con todo el equipo regional aclarando que «la idea es hacer un trabajo colaborativo y construir una relación de confianza en el desarrollo de la cultura y las artes en la región de Atacama». La ascendencia de Catisis la motivó a organizar la Asociación Diaguita Alcota Kalchakies, quienes el año 2012 desarrollaron un proyecto mediante la postulación al Fondart Regional en el área de desarrollo de las culturas indígenas.

Mediante el proyecto, Catisis y la Asociación recuperaron e incorporaron la cultura diaguita en el diario vivir, por lo que se reunieron mensualmente compartiendo experiencias y saberes en el tema, además de un Taller de Técnicas Manuales.

¿Cómo ha influido la esencia diaguita a lo largo de su vida?

– Provengo de una familia grande y antiquísima de la zona. Estuvimos buscando ancestros porque sabíamos que el apellido Alcota tenía pasado. Entonces cuando el gobierno reconoce a la etnia como pueblo originario, ahí empieza el estudio y empezamos a contactarnos con gente. En especial con la presidenta de la Asociación. Encontramos datos de que en una encomienda de esclavos del año 1949, un antropólogo del Museo de La Serena nos reconoció que efectivamente el apellido es patrimonial y Diaguita. Desde ahí hemos trabajado y nos constituimos en Asociación y desde lo familiar nos ha ayudado a honrar esta cultura. Queremos rescatar, validar y traspasar, en especial, a los más pequeños de la zona, enseñándoles que ser diaguita también es ser parte del patrimonio regional.

¿Cómo vincula su profesión al actual escenario?

–  Visualizo este cargo desde mi profesión también, como parte del desarrollo personal de cada ser humano. Básicamente mi trabajo y la elección de mi profesión ha tenido que ver con la búsqueda de la igualdad y de realizar procesos que tengan que ver con el desarrollo de capacidades y de la integración de la personas, además de validar al otro como un ser humano presente y al que tengo que entregarle las mismas oportunidades y aceptarlo en sus diferencias. He trabajado en el Hogar de Cristo con jóvenes, en lo privado con mujeres de campamentos generando capacidades para las jefas de hogar y todo lo del pasado ha tenido que ver con generar oportunidades y crear espacios de desarrollo humano, lo que para mí es un elemento importante y transversal a las ideologías de cada uno.

¿Qué desafíos involucra su llegada al Consejo?

– Estoy dispuesta a recibir agrupaciones, artistas emergentes e iniciativas para conocerlas, por lo que también es necesario el detallado catastro para colaborar en la constitución de identidad cultural de nuestra región, porque al hablar de cultura es generar identidad y un sentido de pertenencia, la que como sociedad tenemos la misión de ir construyendo día a día con nuestra esencia, ya que muchas veces con la globalización está todo estandarizado. Por ello, la cultura es transversal y considero que educación y cultura están de la mano, donde la idea es desarrollar los talentos desde la infancia teniendo presente que hay niños/as vulnerados que no tienen acceso por diversas razones, a la expresión cultural.

¿Cómo vincula el gobierno de Michelle Bachelet a este cargo?

– Es una política de puertas abiertas donde la idea es apoyar. Como dijo la Presidenta: “Aquí nuestro problema es la desigualdad” y por eso la idea es poder ayudar a todos para lograr la igualdad y, en esta búsqueda, está también la integración, el validar a otros, la inclusión y generar oportunidades, ya que en este gobierno la idea es estimular, generar talentos y dar los espacios.

La cultura como expresión tiene que ver con factores protectores porque el desarrollar un arte permite, además, expresar el sentir. Me parece, vinculando mi punto de vista como psicóloga, que en establecimientos educacionales el arte también es una forma terapéutica de expresión. Por lo tanto, la música, artes plásticas, artes visuales, literatura y cualquier forma de expresión cultural que pueda desarrollar un niño, adolescente o adulto, es un factor protector en términos también de salud mental.

Un país sin cultura, sin entretenimiento ni belleza es un país triste y la idea es potenciar esto desde el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Región de Atacama.