Metropolitana / Música / Nacional / O'Higgins PUBLICADO EL 12 OCTUBRE, 2023 Pedro-Pablo Prudencio retoma la batuta de la Orquesta de Cámara de Chile tras casi una década

El director residente del Teatro Municipal de Santiago ha preparado un repertorio que será interpretado en tres conciertos, en las comunas de Las Condes y Ñuñoa (RM), y Graneros (Región de O’Higgins).

La última vez que el destacado director chileno Pedro-Pablo Prudencio dirigió a la Orquesta de Cámara de Chile (OCCH) fue durante una gira del elenco estable del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio por la Región del Biobío, en abril de 2014. Luego de eso, emigró a Alemania para continuar su especialización en la dirección de orquestas, y a su regreso, asumió la batuta de la Orquesta Filarmónica de Santiago.

Hoy está de vuelta en la OCCH. “Estoy contento de volver a hacer música con esta orquesta, con un programa muy lindo”, asevera Prudencio. El repertorio, que incluye la interpretación de la Obertura n°2 de la compositora y escultora alemana del Romanticismo, Emelie Mayer, y la Sonata para pequeña orquesta del chileno Enrique Soro, cierra con la Sinfonía n°2 de Ludwig van Beethoven, “una bellísima joya del repertorio sinfónico”, asegura el director.

Los conciertos, todos con acceso liberado, se realizarán este jueves 12 octubre, a las 19.30 horas, en la Parroquia San Pedro (Av. Isabel La Católica 4360, Las Condes); el viernes 13 octubre, a las 19.30 horas, en el Teatro California (Irarrázaval 1564, Ñuñoa); y el sábado 14 octubre, a las 20.00 horas, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Santa Elena 4, Graneros, Región de O’Higgins).

EL REPERTORIO

La Obertura n°2 es una de las 15 oberturas de concierto que compuso Emilie Mayer a lo largo de su carrera. En tanto, la composición de Soro fue creada a la edad de 18 años, en 1902, cuando el maestro cursaba su cuarto año en el Conservatorio de Milán para la cátedra de Alta Composición.

La Sinfonía n°2 de Beethoven fue estrenada el 5 de abril de 1803 en el Theater an der Wien de Viena. Es la segunda de sus nueve sinfonías, conocida por su carácter alegre y optimista. La obra marca el inicio del período medio del gran compositor, en el que comenzó a experimentar con nuevas formas y estructuras musicales.