Artesanía / Coquimbo / Patrimonio PUBLICADO EL 10 MARZO, 2016 Graciela Castillo y su legado en la artesanía en totora

El pasado domingo 28 de febrero, a los 85 años falleció la mayor exponente de la artesanía en totora del país.

Graciela Castillo integró la Red de Artesanos y Artesanas de Chile, participando en ferias y talleres de difusión en espacios de importancia nacional como el Centro Cultural Palacio de La Moneda y la tradicional fiesta “Chile Lindo”, realizada en el Parque Bicentenario, con el fin de preservar la técnica en totora en nuevos cultores.

En marco del acto conmemorativo del Día Internacional de la Mujer, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de la Región de Coquimbo, realizó un homenaje póstumo a Graciela Castillo, por su gran aporte en el resguardo del patrimonio cultural inmaterial.

En la ceremonia, se mostró un vídeo realizado por la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro, emitido durante el 2015, año en que la artesana realizó una serie de talleres destinados a enseñarla técnica para la construcción de cestería en totora, en el espacio educativo y cultural del Centro Cultural La Moneda.

“Como Consejo de la Cultura, quisimos ser parte de la conmemoración de este día, homenajeando el legado de Graciela Castillo, artesana que trabajó con nosotros en varios proyectos Fondart, en la Línea de Preservación del Patrimonio Cultural Inmaterial. En este sentido quisimos reconocer el trabajo que realizó gran parte de su vida, llevándola a ser la máxima exponente de la artesanía en totora del país”, consignó la Directora Regional del CNCA.

Desde los 9 años de edad, Graciela Castillo dedicó su vida al desarrollo del arte de tejer totora, gracias a los conocimientos entregados por su abuelo, de quien aprendió este oficio y su riguroso proceso previo, consistente en recolectar, limpiar y secar la totora antes de poder tejerla.

Para su hija, la artesana Marta Godoy, quien además fue su compañera de labores, señaló “la muerte de mi madre me deja la responsabilidad de seguir difundiendo el trabajo en totora a nuevos artesanos y no se pierda en el olvido. Seguiré trabajando para que este oficio, que durante mucho tiempo se traspasó de generación en generación, hoy cultores como yo nos esforzamos para que sean cada vez más personas las que aprendan como trabajar este noble oficio”, aseveró.

El sello distintivo de Graciela Castillo

Para lograr las reconocidas variaciones cromáticas de su obra, Castillo utilizaba las diferencias naturales del tono de las hojas de la totora, correspondiente a la vejez de la planta a la hora de ser cosechada, y al tiempo de exposición al sol en el proceso de secado.

Del mismo modo, las texturas se consiguen a través de la combinación de distintas tramas de tejido, logrando variaciones con la aplicación de trenzas y cordones torcidos, realizados todos a mano.