Artes de la visualidad / Nacional PUBLICADO EL 01 OCTUBRE, 2014 Ministra Barattini lamentó deceso de Matilde Pérez: “Se nos va una de las artistas visuales chilenas más audaces y potentes”

“Fue valiente, autónoma y transgresora en escoger su estilo de vida y rumbo estético. Nos deja un legado de libertad e independencia”, sostuvo la titular de Cultura.

La decisión de Matilde Pérez por convertirse en artista fue tomada a la edad de 7 años: “Tuve que esperar varios años más para finalmente ingresar a la Escuela de Bellas Artes en Santiago, pero la decisión de ser artista ya la tenía hace tiempo”, sostuvo en una entrevista. Fue en esa etapa cuando asistió a clases con los pintores Pablo Burchard y Pedro Reszka. A partir de ahí no se detuvo. Aunque sus comienzos fueron figurativos, derivó al arte cinético hasta convertirse en su principal exponente en la región y una difusora indispensable, pues además de docente en variosas universidades, fundó el Centro de Investigaciones Cinéticas en la Escuela de Diseño de la Universidad de Chile.

Respecto de su muerte, ocurrida esta tarde, la ministra de Cultura, Claudia Barattini, afirmó que “se nos va una de las artistas visuales chilenas más audaces y potentes del siglo veinte. Fue valiente, autónoma y transgresora en escoger su estilo de vida y rumbo estético”. Como mujer, añadió la titular de Cultura, “Matilde Pérez nos deja un legado de libertad e independencia”.

Dejarse llevar, no intentar entender

La artista fue becada por el gobierno francés para estudiar en París, ciudad en la que vivió en dos oportunidades: en 1960 y en 1970. La revalorización de su propuesta vendría también asociada al Viejo Continente. En 2007, el Museo de Madrid Reina Sofía la invitó a exponer junto a sus contemporáneos Carlos Cruz Diez, Julio Le Parc y Jesús Rafael Soto. En 2012, PINTA, la feria más importante de arte latinoamericano de Europa la tuvo como invitada de honor. “No me importan los premios ni la respuesta del público porque todo lo que he hecho ha sido siguiendo mi intuición. Mis obras tienen vida propia; si no, no tendría sentido haberlas concebido. El que las observa debe detenerse, dejarse llevar, perderse y no tratar de entenderlas”, comentó en esa ocasión.

Su obra se destaca por sólidas estructuras, rigor de composición y control racional del color y la línea, en el que se plasma un juego óptico entre las figuras y el fondo, cuyos elementos base lo constituyen el espacio, la luz y el tiempo. Durante años investigó en los estímulos visuales y se fascinó con las nuevas creaciones de la sociedad industrial, experimentó con los nuevos materiales y con luces coloreadas con el fin de producir estímulos en la retina del espectador.

En 2004 recibió el Premio Altazor de las Artes Nacionales en la categoría Grabado y Dibujo por “Serigrafías”; en 2011 fue nominada por “Acá en la estructura”; y en 2013 volvió a ser nominada por “Open Cube”.