Metropolitana / Música / O'Higgins PUBLICADO EL 09 AGOSTO, 2018 Tres melodías clásicas y un scherzo ruso ofrece la Orquesta de Cámara de Chile

  • Kamarinskaya de Glinka hará de contrapunto a las tres obras de Haydn, JC Bach y Mozart incluidas en el repertorio. Además, será el estreno del novel violinista chileno, radicado en Alemania, Bastian Loewe, junto al elenco de música docta del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

“Siento una gran satisfacción y alegría de debutar con la OCCH, es un orgullo tocar con estos músicos, acompañado además por un director experimentado como el maestro Nicolás Rauss”, señala el joven violinista chileno-alemán, invitado como solista para los próximos conciertos.

Loewe enfrentará al auditorio con una obra rigurosa para su instrumento. “El 4° Concierto para violín de Mozart ha sido mi favorito desde pequeño. Posee una belleza sobrecogedora, pero es muy difícil y exigente, es extremadamente transparente, requiere precisión y limpieza en el sonido. Sin embargo, es un tema que disfruto mucho, y espero con ansias poder compartirla con el público, y espero que todos puedan disfrutarla”, declara el solista.

Las presentaciones se realizarán en: Teatro Oriente, Providencia (16/08, 20 hrs); Teatro Municipal de Ñuñoa (17/08, 20 hrs); y en el Santuario San Judas Tadeo, Malloa, Región de O’Higgins (18/08, 17.30 hrs).

En cuanto a las demás composiciones, el propio director suizo Nicolas Rauss, frecuente invitado a conducir la OCCH, nos explica el criterio para escogerlas: “JC Bach es el padre musical de Mozart, se conocieron en Inglaterra y pese a las diferencias de edad, establecieron una amistad. La Sinfonía n°6 del Bach londinense, de un sonido muy mozartiano, refleja la influencia del viejo alemán en el joven austríaco; ideal para la obertura de este concierto clásico”.

El primer plato fuerte de la velada corre por cuenta de otro excelso compositor: Joseph Haydn y su Sinfonía n°80. “Esta es la más original de su obra sinfónica, da cuenta de toda su inventiva musical, fina, elegante, profunda. Cada vez que puedo dirigirla, quedo feliz durante varias semanas”, confiesa Rauss.

Como contraste a tanto clasicismo musical, Rauss ha escogido una obra más cercana al folclor, la Kamarinskaya de Glinka. “Si bien no pertenece al período de las otras canciones, es una obra fundamental, la piedra angular para el desarrollo de la música rusa contemporánea”, comenta el director.