Artes de la visualidad / Los Ríos PUBLICADO EL 06 JUNIO, 2025 Personas privadas de libertad de Río Bueno resignifican sus paredes con taller de muralismo

Un mural diseñado y pintado por internos fue la obra final del proceso formativo dictado por los artistas Carlos Rivera y Mario Cuevas, como parte del programa Visitas Artísticas del Fondart, un proyecto colaborativo entre el Ministerio de las Culturas, Gendarmería de Chile y la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

“Murallas que hablan” fue el nombre del primer taller de muralismo realizado en el Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) de Río Bueno, al que accedieron 11 usuarios en el marco del programa Visitas Artísticas del Fondart, iniciativa del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en colaboración con la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE) y Gendarmería de Chile.

Los participantes recibieron su certificación en una ceremonia que contó con la asistencia del seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Oscar Mendoza; el jefe de Unidad del Centro de Cumplimiento Penitenciario de Río Bueno, Mayor Darío Quiñenao; la representante nacional del Departamento Sistema Cerrado de la Subdirección de Reinserción Social de Gendarmería de Chile, Gabriela Martin; las consejeras regionales de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Luz Maldonado y Liliana Salinas; además de los profesores ejecutores del taller, los artistas visuales de la comuna de Mariquina Carlos Rivera y Mario Cuevas, y la encargada para Los Ríos del programa Visitas Artísticas del Fondart Astrid Fernández.

“El arte, en particular, el muralismo, es un instrumento muy eficaz en el ámbito de la reinserción social. En este caso permitió resignificar los muros, las paredes, en el sentido que no solo son el objeto que mantiene la reclusión de los internos, sino además son los muros que permiten su expresión, darle otro sentido, otra interpretación, que permiten, incluso, favorecer sus procesos de reflexión acerca de su situación y de su proceso de reinserción social en términos de su incorporación a la vida comunitaria, familiar”, mencionó el seremi Mendoza.

Por su parte, el jefe de Unidad del CCP Río Bueno, Mayor Quiñenao, acotó que “el hecho de que los internos de nuestro establecimiento puedan realizar actividades artísticas que les permitan expresarse a través del arte puede ser una herramienta muy poderosa para la reinserción social, permitiendo a los internos expresar sus emociones, reflexionar sobre sus experiencias y desarrollar nuevas habilidades. También les permite utilizar de manera eficiente su tiempo, lo que se traduce, en definitiva, en un impacto positivo en su proceso de reinserción social”.

La valoración de la experiencia es compartida por la consejera de las Culturas Luz Maldonado. “Los muros que los acogen y les impiden su libertad hoy son parte de la creación y expresión de cultura, y también de sus sueños y esperanzas. Sin duda alguna su estadía en el Centro Penitenciario, más allá de ser una dificultad o un traspié en su vida, puede llegar a ser una oportunidad de transformación, y nosotros como sociedad debemos apoyar y visibilizar sus aprendizajes. Solo así veremos y seremos parte de una verdadera reinserción”, señaló.

En busca de la libertad

En particular en el CCP de Río Bueno, “el mural trata de un concepto que ellos mismos desarrollaron desde la primera clase. A partir de una lluvia de ideas llegamos a la conclusión de trabajar sobre la libertad, que es una cosa que ellos valoran mucho, quizás porque es un derecho que ellos perdieron y por eso es valioso recuperarla y manifestarlo”, sostuvo el tallerista Carlos Rivera.

De izquierda a derecha, explica Rivera, el mural muestra a una persona que mira hacia el exterior, manifestando su anhelo por salir. Un hacha sobre unos troncos alude al juicio de la sociedad sobre quienes cometen un error y la idea de “hacer leña del árbol caído”. Más allá unas manos sostienen un cerebro, que representa el equilibrio entre la razón y la emoción. Instrumentos musicales hablan del arte como herramienta de libertad de expresión y de conciencia. “Para ellos la música es un elemento o un medio muy importante en sus vidas, porque les alegra el momento que están pasando y les trae recuerdos de su vida fuera”, complementó Rivera.

“Después están las figuras de las aves y cuyo vuelo también remite a la idea de libertad. Un hombre en posición de oración representa la fe en Dios, una forma de adquirir fortaleza para soportar el momento duro que están viviendo. Y también eso de la oración y la parte espiritual y mental se refleja en un rostro que en vez de tener un cerebro tiene un panal de abejas, que, según nos dijeron, era una de las estructuras más fuertes de la naturaleza y en el proceso que están viviendo necesitan desarrollar aspectos que les fortalezcan la mente para poder sobrellevarlo. Por último, se representa el anhelo de salir y volver a casa. Todo esto con una paleta colorida para alegrar el espacio”, añadió.

Sobre esta primera experiencia, el artista sostuvo: “Para ser primera vez en un recinto penitenciario, la acogida fue realmente muy buena. Tuvimos una valoración muy positiva de las personas que participaron en el taller y, a medida que ellos fueron aprendiendo cada día, se motivaron más en trabajar e ir aplicando las técnicas que les enseñamos”.

Para el también tallerista Mario Cuevas la frase que resuena es que “el arte cambia vidas”. “Creo que las personas privadas de libertad merecen las mismas oportunidades de acceso a las artes y a la cultura. Quizás son una minoría o se considera como tal, pero también son personas, con emociones, sentires, imaginación, creatividad y voluntad de crecer y aprender, más incluso que otras personas. En lo personal, pienso que debería haber más instancias de reflexión en torno a las artes y la cultura de la mano de la educación, sobre todo con ellos”, concluyó.

En un acto simbólico propio del arte mural, donde no se destaca el autor, sino el colectivo, durante la inauguración de la obra se estampó la firma del grupo: “Libertad”.