Artesanía / Tarapacá PUBLICADO EL 16 NOVIEMBRE, 2017 Celebran día del Artesano en Tarapacá con encuentro de textilería en Camiña

El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes celebró el día del artesano en la localidad de Camiña, donde convocó, este año, a diversas agrupaciones de la Región de Tarapacá dedicadas a la textilería, a quienes junto con distinguir realizó un trabajo en grupos que develó la transversalidad de la textilería en el mundo Aymara.

En este encuentro participaron artesanas de Pozo Almonte, Alto Hospicio Colchane y Camiña de esta última con las agrupaciones  Suma Marka y Suma Sawuri, las cuales gracias a la Ilustre municipalidad de Camiña se reunieron en el salón multiuso.

Durante la actividad los participantes se reunieron en tres mesas temáticas que se organizaron entorno a la pregunta ¿qué debería saber alguien considerado maestro/a artesano/a? La primera mesa fue sobre “prendas y técnicas textilería Aymara” la Segunda la textilería en los ritos nupciales del mundo andino” y la tercera, “las prendas textiles en el floreo”.

Para Milena Mollo coordinadora regional del área de fomento la jornada develó que la textilería es una actividad que se empapa de las diversas manifestaciones culturales de los Aymaras, “Nos queda claro que junto con manejar la técnica textil un maestro artesano debe saber que el diseño de cada prenda significa algo del imaginario Aymara, que existen prendas que tienen un objetivo específico para una ceremonia o ritual. En fin conocer muy bien todo el universo simbólico de las comunidades andinas”.

Artesanas

Para las artesanas el tejer es una actividad de subsistencia que en el pasado involucraba a toda la familia. Un testimonio de ello es el de Jovita Condori de Alto Camiña, artesana desde el 2004 pero se ha dedicado al tejido desde niña, “me enseñó, mi mama y mi abuela tejiendo cosas pequeñas así como bolsos. Tengo dos hijos y el tejido se traspasa tanto a las niñas como a los niños”.

Originaria de Alto Sillajuay Maria Challapa, vive en Pozo Almonte desde hace 20 años, lugar al que llegó para proporcionar educación a sus 11 hijos, la última de estos actualmente en la universidad, “soy artesana desde mi infancia donde aprendí las técnicas tradicionales y después empezamos a innovar en telar a pedales. Esta es mi fuente de trabajo para mantener a mi familia y mis hijos”. Teje entre 15 a 20 prendas al mes, las que vende a una fundación en Santiago o en ferias.

Bajo la misma voz las artesanas creen que sus ventas podrían mejorar si tuviesen contactos ene l extranjero. También lamentan la perdida de algunas prendas que ya no realizan por su elevado costo y baja demanda, “Hoy se tejen más chales y bufandas. El axo y las talegas y cosa finas se dejan de tejer porque no es rentable, un axo costaría alrededor de 700 mil pesos”, denunció Maria Challapa.

Para la artesana Cipriana Mamani, de la comuna de Colchane, el tejer de manera tradicional no se vuelve rentable porque se trata de un proceso que conlleva muchas horas de procesos y trabajos,  “para trabajar primero hay que limpiar la lana, luego hilar, entre dos torcer, lavar, teñir la prenda. Tiene muchos procesos y no da para muchas horas de trabajo, no dan ganas de trabajar. Tal vez deberían abrir contactos con otros países que pidan prendas ahí si nos daría ganas de trabajar más”.

Mamani Cipriana enseña la lengua Aymara y tejido enseñanza que bajo su tutela advierte es  muy estricta, “la gente compra algo bueno, no algo suelto ¿eso quién lo va a comprar? Hay que hacer bien hecho, bonito y consiente lo que se teje. En una tienda compramos ropa bonita, la gente igual viene, mira y si está mal tejido no te compra”.

Tradición en desuso

Para las artesanas el tejido y confección de prendas para varón a la manera tradicional se ha ido perdiendo, en parte porque la tela y la confección es más cómoda y barata mandarla hacer. Así lo testimonió Agustín Mamani, de 81 años, que vive en Apamilca Camiña pero es originario de Carahuano Colchane , “mi tío Luciano Mamani me enseñó. Allá toda la ropa la hacían entre todos, somos humanos no más, cambia el cuerpo nada más. Uno lo aprende obligado cuando crece ya está hilando, tejiendo los pantalones. Yo se usar telar de cuatro pedales en esos salía bonito como los casimires. Antes habían sastres que hacían pantalones y chaquetas con la técnica antigua de artesana, ahora ya no se compran en tiendas”.

En el caso de Agustín también es artesano de sogas y técnicas de cantera, tradiciones que la modernidad también ha dejado de lado. Sobre el trabajo de cantera este era para realizar pircas, cerrar chacras, lugares donde dejar el ganado y casas, “antes era pura piedra no más, ahora ponen  de adobe, de cemento. Ahora está todo cambiado”, dice que este trabajo no pudo ser heredado a sus descendientes pues nunca quisieron aprender el trabajo en la piedra una vez que llegaron a Camiña.