Un total de 25 obras ganadoras y 22 menciones honrosas en ocho categorías tuvo la trigésimo segunda versión de los Premios Literarios 2025, que entrega el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Entre los galardones se incluyeron Mejores Obras Literarias, Escrituras de la Memoria, Narrativa Gráfica, Publicaciones Digitales y los premios Marta Brunet, Roberto Bolaño y Amster-Coré, con más de 180 millones de pesos en estímulos.
Los Ríos nuevamente obtuvo figuración, esta vez con el Premio Marta Brunet en la categoría infantil, otorgado a la obra “El viaje de Lito”, de la autora Lilia Hernández Vergara y Ediciones del Gato.
Profesora de Castellano radicada en Cayumapu, Valdivia, Lilia forma parte de la Mesa Regional del Libro, las Lecturas y las Bibliotecas e integra la SECH Valdivia. Su camino la ha llevado por varias ciudades aquí en Chile como en Argentina. Obtuvo una Beca de Creación del Fondo del Libro y la Lectura en 2024 y, el mismo año, el Premio Municipal de Literatura de San Bernardo por su novela “Hijas de la angustia”. También editó “Entre rieles” el 2018 y autoeditó el libro de cuentos “Las doce agujas del reloj”, con que obtuvo el Premio Municipal de Literatura de San Bernardo en 2016.
Otras de sus publicaciones son “Kathartes. El cóndor que soñó con encontrarse a sí mismo” en 2012 y el libro de cuentos “Ficciones detrás del espejo”, con que recibió el Premio Fondo Editorial Manuel Concha en 2010. En su paso por Argentina, donde hizo docencia e investigación en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, el 2008 editó su primer libro: “La carta póstuma: ensayo sobre las voces chilenas del suicidio”.
Para la autora, recibir el Premio Marta Brunet representa un impulso decisivo en su trayectoria y una oportunidad para dar mayor visibilidad a la literatura infantil. Asegura que la distinción refuerza su decisión de profesionalizar su escritura, ya que, “otorga confianza y permite que el trabajo lento y silencioso tenga mayor difusión”.
La escritora añade que alcanzar la meta de escribir un libro exige disciplina, lectura e investigación, por lo que la conexión de lectoras y lectores con la historia de Lito confirma el sentido de su obra. Anticipa además que ya trabaja en la continuidad del libro con el mismo sello editorial.
La obra
El jurado compuesto por Ana María Güiraldes, Ana María Baeza e Isabel Hojas, dijo sobre la obra: “La historia está bien construida mostrando momentos de angustia, alegría, carencia, pero también el apoyo mutuo en la vida familiar que ante los ojos del lector se ha desestructurado. El protagonista intenta comprender el mundo adulto, que le es lejano y esquivo”.
La autora señala el origen de la historia en la admiración que le causó un joven hijo de ferroviario que vivió en la Maestranza de San Eugenio. La novela, que incluye ilustraciones, entremezcla el dramatismo de las vicisitudes que debe vivir el personaje de 13 años con situaciones más divertidas, siempre desde la perspectiva del niño, donde el tren actúa como hilo conductor y un personaje más de la historia. “Además, está contada con el asombro que me causa retroceder en la historia y pensar, cómo es posible que permitiéramos que dejara de funcionar este medio tan necesario para nuestra geografía”, acota.
Sobre el mensaje que entrega la obra a niñas y niños, afirma: “Creer y crear. Que lean mucho, que confíen en sí mismos y en sus capacidades”.
Y añade: “Escribir es una travesía a la imaginación, que utiliza la magia de las palabras y las imágenes para entender cómo el proceso creativo se conecta con el crecimiento interno. Lito, el protagonista, va de frente hacia los problemas. Es simple, pero muy ocurrente para desenredar las peripecias. Con una curiosidad innata que despertó su imaginación, lo llevó a idear una meta y a querer cumplirla. Por lo tanto, fomenta, a las nuevas generaciones, a que sean perseverantes”.
Suma otro elemento: “El viaje de Lito quiere transmitir a nuestros hijos o estudiantes, nostalgia por los trenes, un medio que fue esencial para la conexión del país. Expandir otra época con honestidad es un acercamiento de esta generación con ese mundo que quizá desconocen. Invita a las familias a compartir un momento de añoranza y de lectura”.
Para Lilia, la literatura infantil puede ofrecer múltiples elementos a niñas y niños, partiendo por dar respuestas a su curiosidad y la necesidad de identificarse y resolver inquietudes. La contención –“historias que les brinden un abrazo, que hablen de amistad, de compasión por los animales, de alegrías y miedos”-, dice, es otra de ellas. Las emociones tampoco faltan, comenta, porque a través de los relatos van reconociendo formas para expresarse y a la vez conocen el contexto social en que viven y fortalecen la empatía. También está presente la creatividad que les permite ver el mundo con ingenio, o la imaginación para percibir nuevas formas que despierten el gusto por la lectura y los desafíe.
De su experiencia con el programa Diálogos en Movimiento, que la Seremi de las Culturas desarrolló a partir de “El viaje de Lito” con estudiantes de la Escuela Rural de Nontuelá, en la comuna de Futrono, la autora pudo evidenciar cómo “un personaje cercano a la realidad de las niñas y los niños puede lograr un importante crecimiento emocional”. “Los jóvenes lectores se identificaron con el protagonista. Un niño con anhelos, que cuenta las vicisitudes enfrentadas para lograr sus metas o que habla de la palabra justicia contribuyendo al desarrollo del pensamiento crítico. Esta conexión permite que comprendan las emociones expresadas y las propias”, señala.
“Y en ese proceso creativo que van desplegando en estos descubrimientos, permite enlazar otras materias, como la historia, la música o las artes. Además, las imágenes conectan al lector con los sentidos para descubrir matices que tenía aquella época, quizá desconocidos para las infancias actuales. La literatura incluso puede influir en la comprensión de sus propias emociones. Cuando habla de sus carencias los conecta con la empatía y pueden comparar realidades. Incluso aprender a enfrentar conflictos. Y, sobre todo, que el hecho de crear mundos, basados en una historia que ocurrió en otro tiempo, aunque en el papel termine siendo ficticia, nos permite entender la importancia de este viaje”, sostiene.