A 80 años del Nobel, Gabriela Mistral vuelve al centro del debate cultural. Académicos y escritoras se reunieron en un seminario organizado por la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región Metropolitana y la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile para pensar su vigencia en la educación, la literatura y los feminismos, reconociéndola como una autora que aún interpela los desafíos del presente.
En el Centro Cultural de España se llevó a cabo el seminario “Los reinos de Gabriela Mistral: a 80 años del Nobel”, actividad organizada por la Secretaría Regional Ministerial de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región Metropolitana, junto a la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. La jornada se inscribe en la conmemoración nacional de los 80 años transcurridos desde la entrega del nobel, en 1945.
Durante la apertura, el Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región Metropolitana, Cristián Cerón Prieto, definió el encuentro como un ejercicio de memoria activa que vincula el legado mistraliano con los desafíos culturales contemporáneos, “no estamos aquí para conmemorar un trofeo en una vitrina, sino para celebrar la vigencia de una herida y la pertinencia de una lucha”, por eso “el Nobel de 1945 no fue solo el reconocimiento a una obra literaria, sino la validación de una vida dedicada a nombrar lo innombrable y a defender la dignidad de los desheredados a enseñar a leer el mundo con ojos de justicia”.
Por su parte, el decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, Raúl Villarroel Soto, subrayó la importancia de esta articulación entre el mundo académico y las políticas culturales públicas: “El vínculo entre la Facultad y la Seremi me parece fundamental, porque combina la producción rigurosa de conocimientos con la gestión y la implementación de políticas públicas”. También destacó que para la poeta”la educación no fue solo transmisión de conocimiento, sino una misión moral y espiritual. Su sensibilidad hacia la desigualdad sigue interpelando a las humanidades hoy”.
Desde las ponencias, la académica del Departamento de Literatura y directora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Chile, Alicia Salomone, propuso una lectura histórico-literaria de Gabriela Mistral subrayando su movilidad transnacional, junto a la dimensión política y diplomática de su trayectoria, proponiendo una lectura sobre cómo la poeta construyó —desde la periferia— una figura pública internacional, combinando vocación pedagógica, autonomía profesional y vínculos con pensadores del continente.
Por su parte, Adrián Baeza, académico del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades, ofreció una lectura crítica del pensamiento educativo mistraliano desde la perspectiva de la didáctica contemporánea. Propuso revisar a Mistral no como una maestra de métodos, sino como una teórica de la formación y del pensamiento, cuyas intuiciones pedagógicas dialogan aún con los desafíos actuales de la educación, definiendo El Autodidactismo Mistraliano como una “contrapedagogía”, una práctica que desafía la rigidez institucional y devuelve al sujeto el sentido del aprendizaje.
En si exposición, Alejandra Araya, académica del Departamento de Ciencias Históricas de la Facultad de Filosofía y Humanidades, presentó una lectura que instala a Mistral como una figura intelectual de su tiempo, precursora de una genealogía de mujeres que escriben historia e inciden en las disputas por la comprensión de su tiempo desde un pensamiento crítico “Soy una mistraliana educada en dictadura, en un espacio que resistió al secuestro mistraliano de Pinochet a su figura”. Araya propuso así una lectura feminista e histórica de Mistral: una mujer que escribe para decir lo que otras no pudieron, que desafía el silencio impuesto y funda una tradición intelectual que aún resuena en las universidades, las aulas y las comunidades lectoras. “Mistral se inscribe en una genealogía de mujeres que no solo enseñaron, sino que pensaron. Su vida y su obra son un reclamo persistente del derecho a la palabra y del derecho a la historia”.
Posteriormente, se llevó a cabo la mesa de conversación autodenominada, de “Escritoras inmoderadas” integrada por las escritoras Kemy Oyarzún, académica del Departamento de Literatura; Elvira Hernández, Premio Nacional de Literatura 2024; y la reconocida escritora Alia Trabucco Zerán. La conversación reunió a tres escritoras que, desde la poesía, la crítica y la narrativa, abordaron la figura de Gabriela Mistral para pensar su vigencia en la educación, la escritura y las identidades contemporáneas.
“Nos pidieron moderarnos y nosotras dijimos: mejor inmoderémonos”, ironizó Kemy Oyarzún al iniciar la mesa, definiendo el tono de una conversación que entendió la inmoderación como una práctica intelectual y política, una forma de pensar sin someterse al canon. La escritora Alia Trabucco Zerán propuso dialogar a partir del concepto de mistralización, pensándolo como una experiencia de lectura que evoluciona con el tiempo. En su lectura, Mistral aparece como una mujer que “vivió un silencio abierto”, un espacio ambiguo entre lo público y lo íntimo, donde su condición disidente y queer se transformó en una estrategia de libertad. “Mistral vivió un silencio no como ocultamiento, sino como afirmación de sí”. De este modo, la mistralización es hoy una forma de apropiarse de su legado desde la diferencia: “Leerla desde los márgenes, desde el cuerpo y los afectos, es una manera de volverla nuestra contemporánea”.
Por su parte, la poeta Elvira Hernández abordó la relación entre poesía y educación, destacando la visión mistraliana de la enseñanza como acto poético. “Mistral dijo que la educación es el poema supremo”, recordó, explicando que esta frase condensa una pedagogía fundada en la creación, no en la repetición, Hernández propuso leer la poesía mistraliana como una forma de autopoiesis, una práctica de formación que vincula lenguaje, ritmo y comunidad. “Antes del autodidactismo, los griegos hablaron de autopoiesis: la poesía como creación. Mistral entendió la educación como un proceso de creación constante, no como un adiestramiento” La escritora enfatizó que, en un tiempo donde la escuela se ha fragmentado y la palabra ha perdido su peso, “volver a la poesía mistraliana es recuperar el sentido colectivo del aprendizaje y del decir”.
Las tres participantes coincidieron en que la obra de Mistral se funda en el ritmo y la oralidad. La mesa trazó así, una lectura plural y contemporánea de Gabriela Mistral: una autora que sigue educando con su poesía, que interpela a las nuevas generaciones, recordando que la palabra poética también es una forma de acción política y pedagógica.