Programa de conciertos realizados en La Cisterna, Ñuñoa y Viña del Mar, bajo la conducción de su director titular Emmanuel Siffert
Franz Schubert (1797 — 1828)
Obertura de la ópera El caballero del espejo (Der Spiegelritter)
La obra fue compuesta entre 1811 y 1812, cuando Schubert tenía sólo 15 años. Se encuentra incompleta, lo que ha llevado a los expertos a creer que se trata de un ensayo escolar escrito para Antonio Salieri. Se trata de una opereta, compuesta sobre un texto del barón August von Kotzebue, cuya partitura se compone de siete números a los que se añade esta obertura en Si bemol mayor.
El protagonista de la historia, cuyo contenido es de ascendencia mágico-caballerosa, es el Príncipe Almador, quien -a punto de marchar a la guerra-, recibe de un mago llamado Burudusussusu, un espejo que se oscurece cada vez que se enfrenta a una amenaza.
Dentro de la partitura de Schubert destacan los dos temas más caracterizados, donde se conjugan el contraste entre la alegría de Almador por la inminente partida y la preocupación de sus padres que temen que pueda morir en la guerra.
Ludwig van Beethoven (1770 — 1827)
12 Contradanzas
Estas danzas fueron compuestas por Beethoven entre 1791 y 1802, año en que se publicaron en un conjunto, posteriormente clasificado como WoO 14.
Cada una de las danzas requieren de diversas conformaciones instrumentales, que combinan cuerdas, maderas, vientos y bronces.
Anton Eberl (1765 — 1807)
Sinfonía en Mi bemol mayor (Op.33)
Esta es la obra más conocida del compositor austriaco. Fue escrita en 1803 y en su estreno fue interpretada junto a la Tercera Sinfonía de Beethoven, ambas escritas en la misma tonalidad. Mientras que la “Heroica” fue considerada difícil y problemática por el auditorio, la obra de Eberl recibió considerables elogios.
La prensa especializada de la época escribió luego de esta primera representación: “estuvo extraordinariamente bien concebida, llena de ideas nuevas e incisivas”; considerándola «entre las grandes composiciones instrumentales de este año, la brillantez, el fuego, el afecto y el conocimiento de los instrumentos ya distinguieron ventajosamente la primera sinfonía en mi bemol.»
Sin embargo, después de su muerte, Eberl cayó en el olvido y su música fue poco interpretada.