La Orquesta de Cámara de Chile es por definición una agrupación itinerante y educativa. Esta última cualidad se forja en los orígenes de la agrupación que fue compuesta por profesores formados en las escuelas normales, en las que el aprendizaje musical era parte fundamental de la formación de los futuros maestros primarios, pues se entendía que desarrollaba habilidades y sensibilidad necesarias para la labor docente.
En un principio, estos músicos aficionados recorrían las escuelas del país, visitando especialmente las de comunas más pobres y lejanas. Luego, al profesionalizarse la orquesta a partir de la década de 1980, sus integrantes intentaron llegar de forma constante al público más joven, ya que consideraban a este segmento etario el origen de futuras audiencias.
Para el maestro Fernando Rosas, director desde 1982 hasta el 2007, la misión educativa de la orquesta era fundamental; fue un impulsor de los llamados conciertos didácticos o educacionales, instancias en la que los miembros de la Orquesta asumían el rol de profesores para enseñar a los niños, niñas y jóvenes, acerca de las obras y los instrumentos que escuchaban.
Rosas impulsó nuevas maneras de acercar la música a niños y niñas. Por esta razón, estableció una Escuela de Pedagogía dentro del Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica, lo cual trajo a la especialista dominicana Florencia Guerrero, y estimuló la formación de profesores jóvenes: de ese semillero, por ejemplo, nació el grupo Mazapán.
El trabajo consolidado de la Orquesta a lo largo de los ochenta hizo que fuera necesario traer a estudiantes a la sala de conciertos en vez de llevar el conjunto a lugares donde no lograba presentarse de forma óptima. Este cambio se volvió un elemento educativo, pues enseñar en una sala especialmente acondicionada para escuchar un concierto, formó un nuevo ambiente creativo permitiéndoles generar en los niños y niñas el hábito del consumo cultural.
Actualmente, la Orquesta de Cámara está abocada a su función educativa principalmente a través de la divulgación musical dirigida a públicos que tienen poco acceso a eventos culturales, además de seguir fidelizando aquellas audiencias cautivas gracias a sus temporadas habituales.
La última experiencia se concretó con motivo de la pandemia que afectó al mundo en 2020. Un grupo de integrantes ofreció clases online dirigidas a niñas, niños y jóvenes de las regiones donde la Orquesta debió suspender sus presentaciones producto de la crisis sanitaria. De esta manera, una treintena de estudiantes de música pudo perfeccionar el uso de su instrumento de manera virtual.