Orquesta de Cámara de Chile

PUBLICADO EL 30 SEPTIEMBRE, 2024

Conciertos 10, 12 y 13 septiembre 2024

Conciertos realizados en las Condes, San Joaquín y Ñuñoa, 10, 12 y 13 de septiembre, bajo la conducción del director titular Emmanuel Siffert.

 

Juan Pablo Abalo (1978 –)

Vista a la casa de Ives

Una obra musical de Juan Pablo Abalo, que forma parte de su prolífico trabajo dentro de la música contemporánea y la experimentación sonora, combinando elementos de la música clásica, electrónica y popular.

La obra está inspirada en la figura del compositor estadounidense Charles Ives, pionero de la música experimental en el siglo XX. Fue escrita para la Orquesta de Cámara de Chile el 2011, y se enmarca en los trabajos del compositor que surgen a partir de la remodelación de obras ajenas, como son: Preludio a la siesta de un Fauno, Recomposición y Ruido blanco: una miniatura del Adaggieto de Mahler, así como si su trabajo en la banda sonora para la película El Conde (2023) del director Pablo Larraín y recientemente: Slowly, Covering Lontano (un Rework de Lontano de Giorgi Ligeti, encargado por la Bienal de Arquitectura de Rumania).

Vista a la Casa de Ives se desarrolla a partir de materiales y citas de la obra La Pregunta sin respuesta (The Unanswered Question) del compositor norteamericano Charles Ives. A partir de este ejercicio, el autor busca establecer un diálogo con la obra de Ives, particularmente con el enigma que despierta su lenguaje musical dado por el cruce de músicas y procesos. Para establecer esta conexión, Abalo superpone su propia música con la de Ives, como quien mira por la ventana de una casa ajena.

Gustav Mahler (1860 — 1911)
La Canción de la Tierra (orquestación Arnold Schoenberg)

Evelyn Ramírez (Mezzosoprano)
Javier Weibel (Barítono)

  1. El brindis por la miseria de la Tierra (Das Trinklied vom Jammer der Erde)
  2. El solitario de otoño (Der Einsame im Herbst)
  3. De la juventud (Von der Jugend)
  4. De la belleza (Von der Schönheit)
  5. El borracho en primavera (Der Trunkene im Frühling)
  6. La despedida (Der Abschied)

Es una obra sinfónica con voces, compuesta entre 1908 y 1909. Un ciclo de canciones sinfónicas considerado como uno de los logros más importantes del compositor austríaco, tanto por su complejidad emocional como por su estructura innovadora.

El texto de La Canción de la Tierra está basado en una serie de antiguos poemas chinos, traducidos al alemán por Hans Bethge en su antología “Die chinesische Flöte” (La flauta china), de los que Mahler escogió seis y luego adaptó libremente, creando una profunda meditación sobre la vida, la naturaleza, la juventud y la muerte.

La obra consta de seis movimientos, cada uno de ellos un lied, o canción, que combina elementos de la sinfonía y el canto. Esta fusión de géneros es una de las innovaciones más notables del autor, quien fue pionero en integrar voz y orquesta en una estructura sinfónica de manera tan profunda.

Las temáticas de cada canción son las siguientes: 1) Un canto vigoroso sobre la inevitabilidad de la muerte y la futilidad de la vida terrenal. 2) Una meditación melancólica sobre la soledad y la decadencia otoñal. 3) Un retrato de la juventud con un tono más ligero, pero lleno de ironía. 4) Un poema sobre la belleza física, el deseo y la juventud efímera. 5) Un canto que contrasta el ciclo de la vida con la despreocupación del borracho que celebra la primavera. 6) El movimiento final y más largo, que trata sobre la muerte y la despedida de la vida, alcanzando un tono contemplativo y profundo.

Mahler combina una rica instrumentación con elementos vocales de gran lirismo, utilizando una orquesta sinfónica de tamaño considerable. Sin embargo, a diferencia de sus sinfonías más grandes, en esta obra adopta una orquestación más sutil y detallada, que complementa las emociones íntimas de cada poema. Esta versión para orquesta más reducida fue orquestada por Arnold Schoenberg, en 1920.

 

La Canción de la Tierra

1.- Canto báquico del dolor de la tierra (Según Li-Tai-Po)

El vino brilla en las copas de oro,

pero no bebáis todavía,

¡escuchad mi canto!

El canto de la pena sonará

en vuestras almas como una risa.

Cuando llega la pena,

el jardín del alma se torna yermo,

se apagan alegría y cantos.

Sombría es la vida y la muerte.

¡Señor de esta casa!

¡Tu bodega rebosa de vinos dorados!

¡He aquí el laúd, ahora es mío!

Tocar el laúd y vaciar las copas,

¡son cosas que se complementan!

¡Una copa de vino en su momento

es más preciada

que todos los reinos de la tierra!

Sombría es la vida y la muerte.

El firmamento será siempre azul

y la Tierra reverdecerá en primavera.

Pero tú, hombre, ¿cuánto vivirás?

¡No tienes ni un siglo para gozar

de todas las vanidades putrefactas

de esta Tierra!

¡Mirad allá! En el claro de luna,

sobre las tumbas, una figura

agachada, salvaje y espectral.

¡Es un mono! ¡Oid cómo su gemido

se funde en el dulce aroma de la vida!

¡Ahora el vino!

¡Es el momento amigos!

¡Vaciad las copas áureas hasta el fin!

Sombría es la vida y la muerte.

 

2.- El solitario en otoño (Según Tchang-Tsi)

La bruma otoñal azulea en el lago;

la gélida escarcha del amanecer

cubre la hierba;

como si un artista hubiera rociado

con polvo de jade las delicadas flores.

El dulce aroma de las flores se disipa;

y un viento helado vence sus tallos.

Pronto marchitos,

los dorados pétalos del loto

flotarán sobre el agua.

Mi corazón está cansado.

Mi candil que se apagó

en un último suspiro,

me lleva al sueño.

¡Me dirijo hacia ti, amada morada!

¡Sí, dame la paz que tanto necesito!

¡Lloro tanto en mi soledad!

El otoño en mi corazón

dura demasiado.

Sol de amor,

¿no brillarás nunca más,

para secar dulcemente

mis lágrimas amargas?

 

3.- De la juventud (Según Li-Tai-Po)

En medio del pequeño estanque

hay un pabellón

de verde y blanca porcelana.

Como el dorso de un tigre

se comba el puente de jade

hacia el pabellón.

En la casita unos amigos sentados

bien vestidos, beben y charlan…

algunos escriben versos.

Sus mangas y gorros de seda

se deslizan hacia atrás

cayendo alegremente sobre la nuca.

En la superficie silenciosa

del pequeño estanque todo se refleja

maravillosamente como en un espejo:

Todo está cabeza abajo

en el pabellón

de verde y blanca porcelana.

El puente semeja una media luna,

con su arco invertido. Unos amigos,

bien vestidos, beben y charlan.

 

4.- De la belleza (Según Li-Tai-Po)

Unas muchachas recogen flores

de loto en la orilla del río.

Sentadas entre matorrales y follaje,

recogen flores en su seno

e intercambian bromas.

El sol dorado brilla sobre sus cuerpos

y los refleja en el agua clara.

El sol refleja sus delicados miembros,

sus dulces ojos.

Y el céfiro hincha con su caricia

la tela de sus mangas,

llevando la magia

de su perfume por el aire.

¡Oh, mirad! ¿Quiénes son

aquellos bellos muchachos

que allá en la orilla

montan sus corceles?

¡Resplandeciendo como rayos de sol

entre las ramas de sauces verdes

cabalgan los jóvenes gallardos!

Uno de los caballos relincha alegre

y duda y vuela,

sobre flores y hierba pasan los cascos,

como una tempestad

pisando los pétalos caídos.

¡Ah, cómo ondulan sus crines

y humean sus ollares!

El sol dorado brilla sobre sus cuerpos

y los refleja en el agua clara.

Y la más bella entre las muchachas

le sigue con una mirada de deseo.

Su orgullo no es más que fachada:

en la chispa de sus grandes ojos,

en la oscuridad de su ardiente mirada,

vibra aún la quejosa agitación

de su corazón.

 

5.- El borracho en primavera (Según Li-Tao-Po)

Si la vida no es más que sueño,

¿por qué tanta fatiga y pena?

¡Bebo a más no poder

el día entero!

Y cuando no puedo más,

cuerpo y alma colmados,

voy vacilando hasta mi puerta

¡y duermo maravillosamente!

¿Qué es lo que oigo despertar? ¡Oid!

Un pájaro canta en el árbol.

Le pregunto si ha llegado ya

la primavera, me parece un sueño.

¡El pájaro gorjea, sí!

¡La primavera llegó durante la noche!

Lo escucho con gran atención,

¡el pájaro canta y ríe!

Vuelvo a llenar mi vaso

y lo apuro hasta la última gota

y canto hasta que la luna resplandece

en el negro firmamento.

Y cuando ya no puedo cantar

vuelvo a dormir.

¿Qué tengo que ver con la primavera?

¡Dejadme estar ebrio!

 

6.- El adiós (Según Mong-Kao-Yen y Wang-Wei)

El sol desaparece tras las montañas,

en cada valle cae la tarde

con sus sombras llenas de frescor.

¡Oh mirad! Como un barco de plata

flota la luna en el mar azul del cielo.

¡Siento el soplo de una sutil brisa

detrás de los pinos sombríos!

El arroyo canta armonioso

en la oscuridad.

En el crepúsculo las flores palidecen.

La tierra respira el silencio y el sueño.

Todos los deseos aspiran al sueño,

los hombres cansados vuelven a casa,

para volver a aprender

en la felicidad y juventud olvidadas.

Los pájaros se acurrucan en las ramas.

El mundo se duerme

Sopla viento a la sombra de los pinos.

Estoy aquí a la espera de mis amigos;

les espero para un último adiós.

Deseo gozar a tu lado, amigo,

de la belleza de esta tarde.

¿Dónde estás?

¡Me dejas tanto tiempo solo!

Vago de una parte a otra con mi laúd,

por los caminos plenos

de tierna hierba. ¡Oh belleza!

¡Oh mundo ebrio

de eterno amor y vida!

Bajó del caballo

y le dio la copa del adiós.

Le preguntó adónde iba

y por qué había de ser así.

Habló, tenía la voz velada:

Amigo mío, en esta tierra,

¡la suerte no me fue favorable!

¿Adónde voy?

Vago por los montes.

Mi corazón solitario busca la paz.

¡Vuelvo hacia mi patria, mi morada!

No habrá más horizontes lejanos.

Mi corazón tranquilo espera su hora.

¡De nuevo la tierra amada

florece y reverdece

por todas partes en primavera,

¡Por todas partes y eternamente

brillan luces azules en el horizonte!

Eternamente… eternamente…

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