Orquesta de Cámara de Chile

PUBLICADO EL 03 SEPTIEMBRE, 2024

Conciertos 28, 29 y 30 de agosto 2024

Repertorio interpretado en Las Condes, Lo Prado y Ñuñoa, con Francisco Rettig en la dirección del elenco.

 

Joseph Haydn – Sinfonía n° 104 ¨Londres¨

  1. Adagio – Allegro
  2. Andante
  3. Menuetto y Trio: Allegro
  4. Finale: Spiritoso

Esta es la última sinfonía escrita por el compositor austríaco y corresponde a la última de las doce “Sinfonías de Londres”. Fue compuesta por encargo de Johann Peter Salomon, para su segunda gira a Londres, tras el éxito cosechado luego de su primer periplo en la isla británica un lustro antes. Fue estrenada bajo la dirección del músico el 4 de mayo de 1795 en el King’s Theatre. A diferencia de las últimas sinfonías, ejemplos claros de perfección formal y exigencia técnica instrumental, ésta destaca por sus evidentes rasgos de buen humor, por lo que ha sido considerada un divertimento del autor austríaco.

 

Manuel Bustamante – Concierto n° 2 para oboe y orquesta

Obra encargada por el aclamado oboísta chileno José Luis Urquieta y estrenada por la Orquesta

Sinfónica de La Serena en 2023, bajo la batuta del asistente de la Orquesta Nacional de España, Luis Toro Araya. El «II° Concierto para Oboe» surge de una colaboración continua entre el oboísta y el compositor. “Esta música busca reflejar el ´viaje del héroe´, que involucra diversos momentos de lucha, caída, dolor, esperanza, búsqueda, victoria y conquista. Es un camino que todos recorremos, exigiendo templanza y coraje. Solo de esta manera podemos ascender a la cumbre para deleitarnos con la vista”, explica el autor.

Solista: José Luis Urquieta (oboe)

 

Sergei Prokofiev – Sinfonía n° 1 “Clásica”

  1. Allegro
  2. Larghetto
  3. Gavotte: Non troppo allegro
  4. Finale: Molto vivace

Esta obra representa el primer esfuerzo maduro del compositor ruso en un género al que volvió una y otra vez durante su carrera. Aunque la sinfonía recibió una cálida acogida en Rusia y en el extranjero -y sigue siendo una de las obras más programadas del compositor-, la actitud de Prokofiev hacia ella fue siempre ambigua, vacilante entre el cariño y el desdén. El apodo de “clásica” la recibe por varias de sus características. Tiene cuatro movimientos, dos rápidos (Allegro, que abre y Vivace, para el cierre) que entrelazan un movimiento lento (Larghetto) y uno inspirado en la danza (Gavotte); Sus texturas son económicas, su puntuación apropiada para una orquesta de finales del siglo XVIII o principios del XIX; y es de un carácter ligero, incluso humorístico, muy en el espíritu de las sinfonías de Haydn. Es una obra de elegante simplicidad que evoca el espíritu del clasicismo vienés, filtrada a través de las sensibilidades del lenguaje musical de Prokofiev.

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