
PUBLICADO EL 26 AGOSTO, 2024
Conciertos 13, 14 y 15 agosto 2024Programa interpretado en Puente Alto, Huechuraba y Ñuñoa, bajo la conducción del director Gérard Korsten (Sudáfrica)
Wolfgang Amadeus Mozart (1756 — 1791)
Sinfonía n°35 en Re mayor (K. 385), “Haffner”
Esta obra fue compuesta en 1782 por encargo de la familia Haffner, prominentes aristócratas de Salzburgo, para celebrar el ascenso nobiliario de Sigmund Haffner, el heredero del clan. Fue escrita originalmente como una serenata, para una celebración familiar de los Haffner, en 1776, siendo luego revisada por el autor, quien añadió nuevos movimientos, ajustó la instrumentación y la transformó en una sinfonía, siendo estrenada el 23 de marzo de 1783 en Viena, dirigida por el propio Mozart.
El primer movimiento es enérgico y brillante, está escrito en forma sonata. Presenta una introducción vigorosa y un desarrollo temático complejo. Se caracteriza por su vivacidad y energía. Utiliza motivos rítmicos y melódicos contrastantes para desarrollar el tema principal.
Luego un movimiento más lento y lírico, en contraste con el primero, que muestra la habilidad de Mozart para la melodía y la expresión emocional, con una estructura ternaria que proporciona un momento de calma y reflexión en la sinfonía.
Un minueto elegante y refinado, con un trío central que añade variedad y contraste al movimiento.
Un final rápido y vibrante que concluye la sinfonía de manera emocionante y festiva.
La Sinfonía Haffner se ha mantenido como una de las obras más interpretadas y grabadas del repertorio de Mozart, destacándose por su energía y belleza melódica. Es un ejemplo de la innovación y la maestría del genio salzburgués en la forma sinfónica, combinando elementos de la serenata y la sinfonía, combinando elegancia, innovación y una profunda comprensión de la forma musical.
Robert Schumann (1810 — 1856)
Obertura, Scherzo y Finale (Op. 52)
Es una obra orquestal notable, que muestra la versatilidad y creatividad del compositor alemán. Fue compuesta en 1841, un año particularmente prolífico para Schumann, donde también compuso su Primera Sinfonía y la Obertura “Manfred”. Escrita originalmente como una sinfonía, fue revisada en 1845, mejorando algunos aspectos estructurales para lograr un mayor equilibrio y cohesión y presentada como una pieza con tres movimientos independientes. Esto la hace única y refleja la tendencia de Schumann a experimentar con distintas formas musicales.
El primer movimiento es vigoroso y enérgico, tiene una estructura sonata-allegro con una exposición clara de temas contrastantes, un desarrollo dinámico y una recapitulación que reafirma los temas principales. La orquestación es brillante y efectiva.
El segundo movimiento, un scherzo enérgico y rítmicamente animado, se caracteriza por su vivacidad y cambios repentinos de humor. Incluye un trío más lírico y relajado que proporciona contraste al scherzo principal.
El movimiento de cierre es alegre y optimista, con una forma rondó que reitera un tema principal animado y presenta episodios contrastantes. El finale concluye la obra de manera festiva, el uso de la orquesta es imaginativo y colorido, llevando la obra a una conclusión jubilosa.
Ludwig van Beethoven (1770 —1827)
Sinfonía No. 8 en Fa mayor (Op. 93)
Una obra maestra, aunque a menudo eclipsada por la fama de la Séptima y la Novena sinfonías, destaca por su humor y carácter innovador. Compuesta entre 1811 y 1812, durante un período particularmente productivo en la vida de Beethoven, coincidiendo con la creación de otras obras importantes. Se estrenó el 27 de febrero de 1814 en Viena.
El primer movimiento es enérgico y alegre. Beethoven juega con las expectativas del oyente, utilizando dinámicas y ritmos sorprendentes. El Allegro vivace e con brio es enérgico y dinámico, con contrastes marcados en dinámica y ritmo. La forma sonata se utiliza de manera magistral para desarrollar los temas.
Este segundo movimiento es notable por su carácter ligero y juguetón. Algunos musicólogos sugieren que es una parodia de un metrónomo, un dispositivo de reciente invención en la época del compositor.
El tercer movimiento es un minueto y trío, una reminiscencia de la forma de danza del siglo XVIII, pero con el sello distintivo de Beethoven en su tratamiento melódico y armónico.
El movimiento final es rápido y vibrante, concluyendo la sinfonía con energía y entusiasmo. Este movimiento también es una muestra de la maestría de Beethoven en el desarrollo temático y la estructura, concluyendo la sinfonía con un sentido de celebración y alegría.