
PUBLICADO EL 07 JULIO, 2025
Conciertos 4, 5, 6, 10, 11, 12 y 13 junioPuesta en escena de «El Elixir de Amor», ópera de Gaetano Donizetti (1797–1848)
ópera cómica -en formato de Concierto- con libreto de Felice Romani
Interpretado en la RM (Las Condes, Puente Alto y Ñuñoa) y Región de Antofagasta (San Pedro de Atacama, Calama, Antofagasta y Mejillones)
Claudia Pereira, soprano – Adina
Gonzalo Tomckowiack, tenor – Nemorino
Patricio Sabaté, barítono – Belcore
David Gaez, bajo – Doctor Dulcamara
Narrador: Marcos Araya
Director musical: Emmanuel Siffert
Esta ópera fue compuesta en apenas seis semanas, y estrenada en el Teatro della Canobbiana (Milán, Italia) el 12 de mayo de 1832, transformándose inmediatamente en una joya del repertorio del bel canto y una de las óperas cómicas más encantadoras del siglo XIX.
La historia está ambientada en un pequeño pueblo rural y gira en torno a las peripecias amorosas de Nemorino, un joven campesino, ingenuo, pero de gran corazón, que se enamora perdidamente de la rica y popular Adina. Desesperado por conquistarla, Nemorino recurre a un «elixir de amor» —en realidad, una simple botella de vino vendida por el charlatán Doctor Dulcamara— creyendo que esta mágica poción le asegurará el afecto de su amada. A través de enredos, malentendidos y momentos de genuina emoción, Donizetti construye una trama deliciosa en la que, finalmente, el amor sincero triunfa sobre los engaños y las apariencias.
Musicalmente, la ópera es una muestra del virtuosismo melódico del compositor italiano. Destaca especialmente el aria «Una furtiva lágrima», donde el protagonista expresa con conmovedora sencillez la esperanza de ser amado. La partitura equilibra hábilmente humor, lirismo y dramatismo, demostrando la maestría de Donizetti para conectar con el público de su época.
El Elixir de Amor no solo ha perdurado por su calidad musical, sino también por la universalidad de su historia: todos podemos identificarnos con la inseguridad de Nemorino, la independencia de Adina o la verborrea del doctor Dulcamara. Su mensaje —que el amor auténtico no necesita de pócimas ni engaños— sigue sonando actual en cada nueva puesta en escena.