
PUBLICADO EL 07 MAYO, 2024
Conciertos 24, 25 y 26 de abril 2024Es una ópera bufa en dos actos con música de Domenico Cimarosa y libreto en italiano de Giovanni Bertati, reconocida como una de las mejores del Siglo XVIII. Fue estrenada el 7 de febrero de 1792 en Viena, en el Teatro Hofburg Imperial, con la presencia del emperador Leopoldo II.
El libreto tiene la estructura estándar de estos dramas jocosos: situaciones imposibles, disfraces y final feliz. La influencia de Mozart es evidente en los finales de cada acto – a quien Cimarosa había escuchado atentamente en Viena-, de hecho, en la obertura, se pueden comparar los acordes iniciales con los de “La flauta mágica”.
Este trabajo fue compuesto en 1785, es la segunda de las Sinfonías de París (que consideran las obras númeradas del 82 al 87), luego que el Consejo de administración de la prestigiosa Concert de la Loge Olympique pidió a Haydn que escribiera seis sinfonías para un exclusivo ciclo de conciertos en la capital francesa.
Este fue el primer encargo extranjero recibido por el compositor austriaco, quien pasó la mayor parte de su vida profesional al servicio de la noble familia Esterházy, oportunidad que le permitió experimentar para crear algo personal y original a una escala mucho mayor que llegaría a un público más amplio.
El primer movimiento comienza con una declaración a tutti orquesta, seguida de un silencio dramático. Ambos motivos se enuncian varias veces, tanto en secuencia como simultáneamente. El segundo tema, es ligero y desligado, con notas repetidas, interpretadas por un único oboe sobre una nerviosa apoyatura en los primeros violines. Este es el motivo que dio lugar al sobrenombre de “La gallina” a la obra, que evoca en el auditorio el nervioso movimiento de cabeza que hace una gallina al caminar.
El segundo movimiento es un suave Andante que consiste en dos grupos temáticos interrumpidos por pasajes de escala ascendente y descendente. Un breve desarrollo es seguido por una reafirmación del material de la apertura.
El Minuet, un poco más pesado, se equilibra en un trío ligero para violín doblado por la flauta.
El Final se remonta a la clave del primer movimiento, pero concluye su vivaz cierre en Sol mayor.
Esta pieza, abstracta y absolutamente sinfónica, significa la ruptura del autor con las convenciones estilísticas de Mozart y Haydn, estirando las reglas armónicas y ampliando a formas musicales que sus antecesores anticiparon, abriendo el camino del Romanticismo.
La séptima sinfonía de Beethoven fue compuesta entre los años 1811 y 1812, y se estrenó el 8 de diciembre 1813 en la sala de conciertos de la Universidad de Viena, bajo la batuta del propio autor, acompañado de connotados músicos de la época como Louis Spohr, Giacomo Meyerbeer, Mauro Giuliani, Johann Nepomuk Hummel, Ignaz Moscheles, Domenico Dragonetti, Andreas Romberg y Antonio Salieri.
En cuanto a su estructura, luego de una introducción lenta, con acentos secos de la orquesta, se presenta el primer tema del vivace, rítmico e impetuoso. Al final del movimiento el tema principal se transforma en una variación serena y hermosa. La coda concluye el movimiento solemnemente.
Sigue un allegretto, de motivo triste que contrasta con la alegría del movimiento inicial, que va recorriendo los distintos instrumentos hasta llegar a toda la orquesta. La parte central consiste en un tranquilo diálogo de los vientos, hasta que se repite la primera parte.
El ritmo reaparece al iniciarse el tercer movimiento, un presto en forma de scherzo. El tema inicial es brusco y brioso, jugando con la repetición de las notas. El trío usa un tema de raíz popular, que se repite dos veces de forma grandiosa y solemne por el tutti de la orquesta.
La sinfonía termina con un frenético allegro con brio, con el ritmo de una danza húngara. En la parte del desarrollo, el tema principal se presenta quebrado por la inserción de acordes graves y oscuros. La sinfonía acaba con una coda luminosa de gran ritmo. La interpretación de esta obra dura aproximadamente 34 minutos.