Colección de Arte Contemporáneo
PUBLICADO EL 20 JUNIO, 2022 Susana Wald Resinger Susana Wald Resinger

Susana Wald Resinger

  • La mujer del químico, 1988
  • Acrílico sobre tela
  • 60 × 45 × 2 cm

Biografía

(Budapest, 1937)

Artista visual, diseñadora gráfica, traductora y escritora chilena-canadiense. De origen húngaro, migró en 1949 junto a su familia a Argentina y en 1957 se instaló en Santiago, nacionalizándose años más tarde. Trabajaba como ceramista cuando conoció en 1963 al poeta y artista Ludwig Zeller (1927-2019), quien la introdujo a un surrealismo más formal, vanguardia que calzó con los intereses e inquietudes de Susana Wald: hasta hoy, considera al surrealismo un “modo de vida”, entendido como una defensa a la libertad y el amor. También trabajó en Chile como diseñadora de portadas de la Editorial Universitaria y creó el logo de la editorial Cormorán. En 1970 migró a Toronto y fundó, junto a Zeller, su segunda editorial dedicada a dar visibilidad a artistas y poetas surrealistas. Durante ese período Susana comenzó a indagar en la pintura acrílica y participó en el grupo postsurrealista Phases, caracterizado por un internacionalismo colaborativo, llevándola a exponer en más de doce países. Su arte se forja desde una perspectiva intimista, y sus obras reafirman la mutabilidad del cuerpo de las mujeres y busca reconfigurar códigos que históricamente les han sido arrancados.

Descripción de la obra

Esta pintura es la penúltima de una serie de veintitrés cuadros dedicados al tema de las “Mujeres de” (1982-1988). La serie surgió a partir de un boceto que la artista envió en tono de “broma” a Edouard Jaguer (1924-2006), fundador del movimiento postsurrealista Phases en el cual la artista participó activamente durante los setenta. El boceto –pintado sobre una servilleta– presentaba un velador compuesto por dos brazos de mujer que abrían sus cajones. Susana se inspiró del Ultra furniture del surrealista Kurt Seligmann, una silla compuesta por cuatro piernas femeninas. Desde ahí, durante seis años, la artista retrató cuerpos de mujeres transformados según el oficio de su cónyuge, esto indicado por el título de la pintura. Los primeros retratos son más muebles que anatomías y los miembros son más bien decorativos. Posteriormente aparecen cuerpos femeninos más identificables, como observamos en La mujer del químico (1988).

Con esta obra, Susana Wald se inscribe en una retórica surrealista al plasmar la transformación alquímica del cuerpo, elemento estético apreciado por un sinnúmero de artistas asociadas a la vanguardia. No es hasta años más tarde que la artista le otorga un valor de protesta inconsciente a su serie, identificando la problemática de la mujer considerada un elemento decorativo y, en consecuencia, subyugada a la pasividad y la objetivación. En su momento, la serie tuvo consecuencias para Wald: no tuvo buena recepción por parte del fundador de Phases quien la excluyó de algunas de las exposiciones colectivas posteriores.