Biografía

(Santiago, 1987)

Artista visual. Licenciado en Artes por la Pontificia Universidad Católica de Chile y diplomado en Fotografía Fija de la misma institución. Ha participado en residencias en Chile y Argentina, ferias de arte, exposiciones colectivas y bienales, como The Wrong Biennale 2019 y la XI Bienal de Artes Mediales, también ha realizado las exposiciones individuales “Superficies blandas” (Galería Nac, 2017), “El orden aparente de las cosas” (Galería Nac, 2015) y “Cuando un árbol cae en medio del bosque” (Local 2702 Estación de Trabajo ARCIS, 2014).

Matthew Neary concentra su práctica artística en situaciones o contextos que permiten reflexionar sobre cómo las narrativas gobernantes nos definen de manera individual y colectiva. Utiliza el registro como lenguaje que fragmenta y rearticula los relatos para sugerir relecturas a los espectadores. Se interesa por las propiedades de diferentes medios de producción, soportes y sistemas de comunicación. Estudia fórmulas narrativas actuales mediante el video, audio, fotografía, pintura y dibujo de manera aislada o combinada. Ha guiado su trabajo en video hacia formas alternativas a los formatos y estructuras clásicas de los géneros de ficción y documental, desarrollando una metodología híbrida entre documentación y ficción.

Descripción de la obra

El lecho que compartimos es una obra de videoarte creada en sitio para la exposición “La primavera de la juventud” en el Centro Cultural GAM. El título de la muestra alude a los primeros movimientos estudiantiles que se manifestaron a finales de los 60 durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva. La línea curatorial invitaba a meditar sobre aquello; la materialización de la juventud y su impacto.

Matthew Neary abordó el tema de la muestra dentro del contexto político, histórico y social de Chile en ese entonces. Para esto, consideró las implicancias de trabajar en un sitio hegemónico y emblemático de nuestra historia nacional: los espacios remanentes de la UNCTAD III que luego fue ocupado por la junta militar. Contrario a la idea de crear una representación material simbólica sobre la “juventud” para ser emplazada en la sala, el artista se propuso generar una ocupación de la misma, extendiendo la invitación a un grupo heterogéneo de jóvenes y registrarlo. El día 30 de enero del 2017 los participantes fueron recibidos en la misma sala donde sería la muestra con comida, vino y música, pero con nada en exhibición, además de un colchón vacío. Aquello fue la inauguración del espacio vacío donde celebraron su propia presencia. 

Esta obra es el resultado del trabajo de 21 horas de material registrado a 3 cámaras ese día. Sin guión ni objetivos, ese día aquella sala fue ocupada por los cuerpos y voluntades de jóvenes, que en lugar de representar la idea de juventud se dieron la libertad de encarnarla.