Colección de Arte Contemporáneo
PUBLICADO EL 28 MARZO, 2022 Jorge Brantmayer Barrera Jorge Brantmayer

  • Proyecto “Muchedumbre”, 2011-16
  • Fotografía digital
  • Políptico compuesto por 24 fotografías de 60 × 90 cm
  • Tamaño total de la instalación: 275 × 500 × 3 cm

Biografía

(Santiago, 1954)

Fotógrafo. Realizó estudios de Pintura y Fotografía en la Universidad de Chile y en la Escuela de Foto Arte de Chile. En paralelo, se ha desempeñado como docente en destacadas universidades nacionales. Entre sus exposiciones destacan “La vida está en otra parte” (2001), “Cautivas” (2007), Cuerpo presente” (2008), Muchedumbre” (2012) y “Diario” (2013). En 2017 recibió el Premio Círculo Críticos de Arte por su serie “Geografía de la piel”. Su obra forma parte de distintas colecciones nacionales e internacionales.

Dentro del género del retrato, sus imágenes capturan las más diversas situaciones de la realidad. Logran reflejar en las personas estados de ánimo y posturas algo oscuras frente a la existencia. El humor es fundamental en su lenguaje, pues desarrolla una fotografía inteligente, irónica y hasta sarcástica, que ahonda en lo que no es tan visible. En su registro documental del cotidiano, transmite la espontaneidad del instante y al mismo tiempo revela una gran preocupación por la pose y la puesta en escena. 

Descripción de la obra

El proyecto “Muchedumbre” es un gran archivo fotográfico abierto, en constante ejecución y exhibición; es un work in progress que busca captar y documentar las más imperceptibles relaciones sociales y culturales de los actuales habitantes de Santiago de Chile. El sentido de “Muchedumbre” es descubrir a través de un detallado y sensible retrato fotográfico, las microhistorias no dichas de cada ciudadano fotografiado.  Se plantea como una revisión natural y constante de nuestra identidad, tanto en su dimensión visual, como en su sentido antropológico. Dado este gran catastro y por ende su amplia diversidad, el proyecto puede adoptar diversos formatos de exposición como de intervención en el espacio público, de acuerdo a cada contexto determinado. 

La microhistoria de los rostros construye la macrohistoria de nuestra idiosincrasia. El retrato atraviesa la memoria colectiva como signo inequívoco de identidad, en el que reconocemos aquello que nos une, pero también las irreductibles diferencias que marcan profundos conflictos políticos y sociales.