Institucional / Metropolitana PUBLICADO EL 16 ABRIL, 2014 Estudio del CNCA da cuenta de las percepciones de chilenos y chilenas en torno a la participación y consumo cultural

El Departamento de Estudios del Consejo de la Cultura presentó hoy un informe cualitativo sobre consumo cultural en el IV Seminario Internacional de Formación de Audiencias y Marketing de las Artes, en el Centro GAM.

Mientras las personas de bajo capital cultural realizan prácticas culturales donde tienen un rol más activo, como danza, fiestas populares, videojuegos, rayados, escuchar música, la música es la única práctica cercana a todos los niveles de capital cultural, y transversal a todos los grupos etarios, ya que acompaña en las actividades cotidianas.

Estas y otras conclusiones del análisis cualitativo de la Encuesta de Participación y Consumo Cultural 2012 (EPCC), dio a conocer el jefe del Departamento de Estudios del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Matías Zurita, durante el «IV Seminario Internacional de Formación de Audiencias y Marketing de las Artes», que se desarrolló esta tarde en el Centro Cultural Gabriela Mistral y reunió a profesionales chilenos y extranjeros que gestionan programas de creación de audiencias en Argentina, España, Estados Unidos y Gran Bretaña, además de Chile. Este año el hilo conductor se centró en la idea de trabajar en red para los públicos.

El informe del CNCA dio cuenta de las percepciones de chilenos y chilenas en torno a la participación y consumo cultural, explorando desde distintos niveles de capital cultural (alto, medio y bajo).

En el caso del teatro, para el segmento de capital cultural bajo se percibe como una práctica lejana, vinculándolo con múltiples expresiones artísticas -danza, baile, cine-, valorado socialmente, pero no deseado individualmente, y además, es asociado al espacio público, por ejemplo, una plaza, mientras que para el capital cultural alto se asocia a una sala de teatro. En el segmento bajo se evidencia dificultad para comprender el lenguaje y el discurso, y lo asocia a un espacio liberal, con temáticas relativas al sexo, el cuerpo y la emancipación.

Marcada brecha en libros

Por otra parte, la práctica de comprar libros y de lectura, se observan con marcadas diferencias entre capitales culturales. Para el capital cultural bajo se describe una incomprensión del lenguaje que tiene como consecuencia que leer libros no causa sentido. Sin embargo, se valora como una forma de acceder a la educación y a ciertas capacidades intelectuales. En este aspecto, el estudio pone en evidencia la diferencia entre valoración y deseabilidad, si bien el leer libros se valora, no necesariamente se desea. Para el capital cultural medio, el libro es una práctica altamente valorada que se vincula a la educación como un medio de movilidad social, como un instrumento para alcanzar un escenario deseado.